En el marco de nuestro proyecto educativo, un grupo de alumnos de 3er y 4to año participaron de un Viaje de Estudios a Europa, una instancia que trasciende lo académico para convertirse en una verdadera oportunidad de crecimiento personal, fortalecimiento de vínculos y construcción de ciudadanía global.

Ciudadanía global y escuela de vida
Esta propuesta busca que los estudiantes se involucren activamente con contextos culturales diferentes, promoviendo la apertura, la escucha y la adaptación. Más allá de perfeccionar el idioma extranjero, el viaje se convierte en una verdadera escuela de vida donde la autonomía, la responsabilidad y la convivencia ocupan un rol central.
Durante las semanas que compartieron lejos de casa, los alumnos tuvieron que enfrentarse a desafíos cotidianos: administrar su tiempo, convivir durante todo el día con compañeros —más y menos cercanos— tomar decisiones, resolver imprevistos, acompañarse ante los cansancios y potenciar la empatía para con el otro.
“Un desafío fue convivir con gente todos los días todo el día, tanto personas que conozco mucho hace años como gente con la que no tengo tanta confianza, sin tener momentos sola para descansar —compartía una de las alumnas—. Sin embargo, aprendí a vivir con ello y descubrí cuánto se puede crecer al salir de mi zona de confort”.
Estas experiencias resultan fundamentales para el desarrollo de habilidades socioemocionales: tolerancia, flexibilidad, resiliencia, autocuidado y trabajo colaborativo. Como señaló otro alumno:
“Aprendí a adaptarme a lugares nuevos, a convivir con otros durante muchos días seguidos y a entender mejor otras culturas. También me di cuenta de cuánto se puede aprender simplemente estando en otro país y prestando atención a lo que te rodea”.

Los destinos: Londres, Roma y Edimburgo
El recorrido incluyó la estadía en Londres, donde los alumnos participaron de clases en una academia de inglés, Roma, con su riqueza cultural y espiritual, y Edimburgo, ciudad que les permitió adentrarse en la tradición y el espíritu escocés. Cada destino ofreció aprendizajes únicos y memorables.

Cierre del viaje
Como broche espiritual, el grupo realizó una peregrinación a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, donde agradecieron y rezaron por sus familias, sus compañeros y su futuro. Posteriormente participaron de la misa dominical en la Iglesia Nacional Argentina Nuestra Señora de los Dolores (Plaza Buenos Aires), un momento significativo donde pusieron este camino recorrido a los pies de la Virgen y renovaron su compromiso con los valores que sustentan nuestra identidad como colegio.

Una experiencia imborrable
Este viaje es, sin duda, una experiencia imborrable que deja aprendizajes que acompañarán a nuestros alumnos por siempre: el valor de compartir, de animarse a lo nuevo, de descubrirse en el otro, y de abrazar el mundo con una mirada curiosa, respetuosa y comprometida.

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